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13 jul 2011

Fragmento de un cuento



Me quede parado entre los arboles, ella me observaba directo a los ojos, esperaba ansiosamente que me delatara, quería saber si le decía la verdad, pero aun si lo que le decía fuese mentira ella no podría saberlo por que es extremadamente estúpida.

Me miraba con aquellos ojos vacunos.

Ella y su compañero, que en estos momentos estaba ausente, son seres que me dan asco, me repugna ver a personas tan moldeables, tan manipulables, estúpidos, sin voluntad, me dan ganas de vomitar solo de ver cosas tan horribles como ellos.
así que mi finita responsabilidad a con todo ser vivo me hizo darles una oportunidad, finalmente soy mas piadoso de lo que yo creía, así que les he prometido voluntad, ideas propias, libertad.

Ellos al igual que yo, tienen el derecho a escoger, al menos deberían tenerlo.
El hecho aquí es que por lo pronto no sabe lo duro que puede ser la libertad, no se imagina las duras consecuencias que traen los actos.

Con la libertad no solo se obtienen ganancias sino la pesada carga de la equivocación, de la tristeza, el sentimiento de rechazo y soledad, sin embargo estoy seguro que vale la pena, es mejor una vida de penas propias a una de felicidades ajenas, ¿no es asi?.

La vida de rebaño a mi jamás me ha parecido buena, el individuo tiene que ser eso un individuó, el rebaño es un parasito, ninguna idea es producida por el conjunto, las ideas salen de una mente libre y de estas ideas es que sobrevive el parasito, maldigo hoy y siempre a aquellos que prefieren esperar a que se les de algo por que vivir en vez de buscar metas propias.

Seguramente la historia me vera como un ser despreciable, y la manada rogara por ser aprisionada en sus corrales de seguridad, pero con una sola persona libre que nazca cada mil años yo estaré mas que satisfecho por que de esas personas nacerá una idea por cada individuo ceñido a las reglas del parasito.

Elegí a la mujer por que fue dotada con una carga de temores menor a la del hombre.
Después de explicarle esto y más, Eva acepto comer el fruto prohibido y dárselo de comer a su vacuna pareja.

Desde ese día yo soy el Demonio y no espero reivindicación alguna, prefiero pudrirme en el infierno antes que aceptar la autoridad de alguien que crea rebaños de obediencia ciega.



Es solo un fragmento de un cuento que escribí hace tiempo, no soy satánico, ni cristiano, ni católico, pero encuentro realmente fascinante la mitología religiosa.
Si, es mitología.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

adan y eva... los primeros revoulcionarios...

Jose de la Serna dijo...

tienen mucha estetica esas palabras, hermoso, aplausos¡¡¡