Me gusta estar despierto en las madrugadas. Todo es más
silencio, el aire refresca y la
oscuridad tiene su propio encanto.
Por las noches espero en mi recamara, espero hasta que ya es
muy tarde o muy temprano, como lo quieras ver, bajo a la cocina de puntitas para no hacer ruido y evitar despertar a
mi hermana, elijo un libro de la estantería en la sala y luego me voy a la
cocina. Tengo mi propio ritual para mis bocadillos nocturnos. En mi casa nunca
hay nadie, todos trabajan o salen , así que la comida pocas veces se prepara en
la casa y por lo tanto el refrigerador permanece vacío a excepción de latas
de cerveza; eso siempre hay. Entonces
para mis bocadillos nocturnos me gusta inventar, jugar con los pocos elementos
que encuentro, incluso si son residuos de otros días; siempre y cuando cumplan
con tres reglas; No verde, No mosquitas, No oloroso. Si cumplen con esos estándares puedo jugar con
ello. Las tortillas de maíz siempre son
buenas, incluso cuando están viejas se pueden hacer tostadas si se dejan en un
comal a fuego bajo. Me gusta hacerme bocadillos de lo más austero; como tostadas con sal o con rebanaditas de
queso, salchichas quemadas en la estufa, galletas saladas con salsa, lechuga
con limón y sal, huevo cocido. Por cierto olvide otra regla y es que los
alimentos no pueden ser fritos o preparados de una manera que liberen un aroma
especialmente fuerte; de la misma manera
no pueden hacer ruido para no despertar a nadie.
Mi mente es mucho más despierta de noche, aunque no siempre
es para bien. A veces se me acumulan ideas o pensamientos pesimistas que me
hacen sentir ridículo. Es curioso porque a aunque estoy consciente que son
pensamientos fugaces y que por la mañana no estarán ahí, no me puedo liberar de
las sensación que me causan. La mayoría del tiempo me entra una euforia, quiero
hacer cosas, planear películas, salir
con alguien, limpiar las cosas. Ambas situaciones no se detienen hasta que me
hago un bocadillo con su respectivo ritual; después de ello entro en un estado
de somnolencia delicioso.
Hacer bocadillos de esa manera me hace sentir un hombre de
las cavernas, sobreviviendo con lo posible. Al mismo tiempo me siento un chef preparando
todo con creatividad. Un soldado en guerra al que le dan porciones de comidas extrañas.
Un alquimista mezclando sustancias para obtener el cáliz de la vida eterna. Un explorador que sobrevive en la selva buscando
las pirámides pérdidas de alguna cultura desaparecida.
Mientras cómo hojeo los libros, a veces no los leo. Me gusta
hojearlos y ver si contienen imágenes o patrones de letras, palabras escondidas.
Por las mañanas, por las mañanas no puedo despertar.
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