¿Por qué me gusta escribir?, nadie me lo pregunta más que yo
mismo. No lo sé, pero la pregunta no sería ¿por qué me gusta?, más bien, ¿te
gusta?; La respuesta, la mayoría de las
veces; y es que no hay respuesta fija
para ninguna pregunta, todo cambia invariablemente con el tiempo; seria que no,
no me gusta escribir. Escribir es una tarea de sobremanera cansada, tediosa y
dolorosa hasta cierto punto, no es algo que se pueda dejar de hacer. Escribir
es un proceso mediante el cual el ser
humano se desahoga, es una limpieza de mente y como toda limpieza es cansada de
hacer, es incomoda y encuentras cosas perdidas que nadie quiere tocar; basura,
polvo, juguetes viejos, fotos de exnovias, cascaras de fruta, cucarachas. A pesar de todo, después de una buena
limpieza, después de una buena escritura, concienzuda como debe de ser, todo el
espacio que queda es limpio, relajado, un espacio para meditar y reposar, un sitio
que te hace sentir bien y creo que por eso es necesario que sigamos
escribiendo, para poder limpiarnos.
No todo es dolor y cansancio, también hay escritos que salen
de explorar el lado brillante y limpio de la inconciencia. Escritos que te
hacen sentir bien mientras les das luz y cuando das la primera lectura. Sin
embargo hasta los que son agradables de escribir están mejor fuera que dentro.
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