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8 ago 2013

Tostada Nocturna

Me gusta estar despierto en las madrugadas. Todo es más silencio, el aire refresca  y la oscuridad tiene su propio encanto. 

Por las noches espero en mi recamara, espero hasta que ya es muy tarde o muy temprano, como lo quieras ver, bajo a la cocina de puntitas para no hacer ruido y evitar despertar a mi hermana, elijo un libro de la estantería en la sala y luego me voy a la cocina. Tengo mi propio ritual para mis bocadillos nocturnos. En mi casa nunca hay nadie, todos trabajan o salen , así que la comida pocas veces se prepara en la casa y por lo tanto el refrigerador permanece  vacío a excepción de latas de cerveza; eso siempre hay.  Entonces para mis bocadillos nocturnos me gusta inventar, jugar con los pocos elementos que encuentro, incluso si son residuos de otros días; siempre y cuando cumplan con tres reglas; No verde, No mosquitas, No oloroso.  Si cumplen con esos estándares puedo jugar con ello.  Las tortillas de maíz siempre son buenas, incluso cuando están viejas se pueden hacer tostadas si se dejan en un comal a fuego bajo. Me gusta hacerme bocadillos de lo más austero;  como tostadas con sal o con rebanaditas de queso, salchichas quemadas en la estufa, galletas saladas con salsa, lechuga con limón y sal, huevo cocido. Por cierto olvide otra regla y es que los alimentos no pueden ser fritos o preparados de una manera que liberen un aroma especialmente fuerte;  de la misma manera no pueden hacer ruido para no despertar a nadie.

Mi mente es mucho más despierta de noche, aunque no siempre es para bien. A veces se me acumulan ideas o pensamientos pesimistas que me hacen sentir ridículo. Es curioso porque a aunque estoy consciente que son pensamientos fugaces y que por la mañana no estarán ahí, no me puedo liberar de las sensación que me causan. La mayoría del tiempo me entra una euforia, quiero hacer cosas,  planear películas, salir con alguien, limpiar las cosas. Ambas situaciones no se detienen hasta que me hago un bocadillo con su respectivo ritual; después de ello entro en un estado de somnolencia delicioso. 

Hacer bocadillos de esa manera me hace sentir un hombre de las cavernas, sobreviviendo con lo posible. Al mismo tiempo me siento un chef preparando todo con creatividad. Un soldado en guerra  al que le dan porciones de comidas extrañas. Un alquimista mezclando sustancias para obtener el cáliz de la vida eterna.  Un explorador que sobrevive en la selva buscando las pirámides pérdidas de alguna cultura desaparecida.  



Mientras cómo hojeo los libros, a veces no los leo. Me gusta hojearlos y ver si contienen imágenes o patrones de letras, palabras escondidas.
 

Por las mañanas, por las mañanas no puedo despertar.

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