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30 ene 2012

vitrinas



Podría caminar entre vitrinas toda mi vida, podría fingir que veo los productos dentro de ellas; al igual que el resto sería feliz haciéndolo, sin embargo la realidad es que nadie observa los productos, se observan así mismos.

Los he visto y me he dado cuenta. Al mirar dentro de una vitrina el mundo observa su reflejo. No vemos mas los productos por que el producto somos nosotros. Cuando miramos el interior de una vitrina lo que vemos es un pedazo de nosotros mismos y tratamos de recuperarlo. A veces lo vemos y lo peinamos un poco, le revisamos la cara, le alineamos la ropa y fingimos que lo que está dentro es un celular, un gorro o unos lentes costosos, no es así, lo que está dentro son nuestros propios oídos cabello y ojos.

pasamos caminando y nos revisamos de reojo, sabemos que volveremos por un fragmento de nuestro ser y con suerte, esta vez también contenga nuestra felicidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Símbolo del mal, por tú culpa ya no puedo molestarte, ni tener platicas filosóficas o que me molestes por mi vegetarianismo buuuu
aah y acerca de tu artículo,debo admitir que yo si me eh chuleado frente un aparador y sino es pa checar mi cabello jaja es para ver sino traigo escurrimiento nasal, eee buen sustituto del espejo ( el pedo es cuando hay alguna doña te cacha a la mitad de la situación) jajaja

Si soy yo, la chica lechuga!

Jose de la Serna dijo...

jaja, siempre hay que asegurarse de no traer fluidos nasales chica lechuga.